jueves, septiembre 02, 2010

Temporary home

El hombre sonrió. Una sonrisa demacrada y desvaída. Una imagen que entonaba perfectamente con la habitación blanquecina y de aspecto lúgubre del hospital.
El tiempo se había apoderado de cada detalle de su rostro deteriorado por el paso de los años. Frente poblada de preocupaciones que pronto desaparecerían en un fugaz instante, boca torcida y ojos enmarcados por la experiencia y el conocimiento de que la vida es pasajera, y cuando apenas uno se da cuenta de ello, ya será demasiado tarde.


Pero la habitación estaba decorada con memorias. Estaba acompañado por sus familiares, amigos, seres queridos, y eso es lo que importa. Eso es lo que siempre importó: No morir solo.


El llanto y la agonía inundaron cada rincón de la habitación. Ya no había caso ocultar lo inevitable, la muerte lo estaba esperando, impasible.


Vamos, no se pongan así. Ya saben que a mí no me gusta el llanto y todo eso... el hombre rió y arqueó las cejas, divertido. Luego suspiró. Los veo luego, supongo. y cerró los ojos.

Nunca más los volvió a abrir. 


La vida no es más que una estación. Solo una parada. Un hogar temporal.

1 comentarios:

Linda29693 dijo...

Aw, triste, Fannycita. Siempre me ha dolido esa humildad tan rompecorazones que tienen los desvalidos.

 
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